viernes, 4 de abril de 2014

¡Usted no sabe con quién está hablando!

Ha saltado estos días el a mi juicio bochornoso episodio de Esperanza Aguirre huyendo de la poli y arrollando una moto tras una infracción de tráfico en Madrid.
La verdad es que las redes están que arden con esta acción histriónica, pero que tiene una lectura que va más allá de lo puramente anecdótico y bochornoso.
Se trata de la arrogancia, de la prepotencia de ciertas personas, no solo Esperanza Aguirre, sino de mucha otra gente, que por su supuesta posición social, económica, laboral, o de lo que sea, se creen que están por encima de los demás.
Son cosas que siguen pasando en nuestro país, y que nos retrotrae a tiempos caciquiles, del ordeno y mando, de una sociedad muy desigual donde unos pocos abusaban de unos muchos que tenían una situación precaria.
Ese residuo casposo sigue quedando en muchas actitudes de algunos personajes, como Esperanza Aguirre que piensan que están por encima del bien y del mal, que miran por encima del hombro.
Actitudes que demuestran la falta de cultura democrática de un sector de nuestra población, sean de la ideología que sean, me da lo mismo, y que seguramente enraíza con muchísimos de los problemas que sufre nuestro país, en relación a la transparencia, la corrupción, la “urbanidad”, la picaresca; y que a mí por lo menos me dan pena.
Y ya no pena, sino directamente asco, me producen los intentos de defender la indefendible actitud de esta mujer. Ejemplos los hemos tenido en la tele ultraderechista 13Tv de los obispos ( VER), o ya directamente de boca del que durante años fue su locutor estrella (VER)
Se adula a quien ha cometido la infracción, falta, delito, y se ataca a quien ha cumplido con su trabajo y la ley. A este paso en unos días escucharemos  algo así como que la Policía de Movilidad de Madrid es ETA.

En fin, ¡Joder que tropa!